Elogio de la ZAD

Unos zadófilos no fanáticos de Nantes, Grenoble, Carcassonne y otros lugares

Mientras se apagan las diferentes versiones con las que se querían tapar los motivos del asesinato de Rémi F. por el Estado –desde el mentir con la verdad que hace las veces de discurso oficial, hasta la disolución gradual de las responsabilidades siguiendo la línea jerárquica (yo cumplí órdenes, mandé cumplirlas, las órdenes no se pueden cuestionar)- no hay que limitarse a pedir, aunque sea firmemente, dimisiones, renovación de la policía, etc.

Contra lo que se apuntaba en la noche de Sivens, era contra el escándalo que representaba la propia existencia de la ZAD, así como su posible diseminación. Pues las ZAD y sus partidarios no quieren impedir solamente una ordenación del territorio, sino hacer otra cosa en él, y es la audacia de ese programa, aún rudimentario, lo que de verdad empieza a perturbar a los partidarios del nihilismo desarrollista. Una ZAD es un territorio donde la gente decide construir su vida pasando de las instituciones. Se constituye como “zona a defender” pero sus perspectivas y su razón de ser en realidad son ofensivas, ya que también es el lugar idóneo para una oposición absoluta al enorme saqueo de la ordenación; allí donde se pueden experimentar relaciones humanas fuera del dinero contante, de la jerarquía, del utilitarismo económico (y ecológico), en fin, del pensamiento único de los obsesionados con el crecimiento; el lugar en el que intentar elaborar una utopía al alcance de la lucha.

Para dar cuerpo a los comunales, una asamblea por periodo estacional no bastaría, puesto que de lo que se trata es de hacer comunidad. Si conseguimos llegar a que coexistan los diversos usos del territorio, las diferentes relaciones con el mundo desplegadas en esta arboleda, han de crearse hábitos, ritos, solidaridad y costumbres comunes. Multiplicar los momentos de trabajo en común, densificar los intercambios y la ayuda mutua, las donaciones o regalos y contra-donaciones que robustecen nuestros vínculos. Para esto hay que construir otros espacios, experimentar otras herramientas, otras prácticas, otras formas de reunión aparte de las asambleas, por más que estas sean indispensables. Tenemos que hacer más profundos los encuentros, más sólidos los puentes entre mundos, más seguras las amistades improbables nacidas en la lucha.” (¿De la ZAD a los comunales? Algunas pistas a explorar para ir más lejos…, texto que circula en Notre-Dame-des-Landes).

Sin lugar a dudas, esta especie de ideal practicado y erigido en plataforma común podría servir para cristalizar y federar un montón de protestas y de hastío suscitados por esta sociedad. En lo que se refiere al pantano de Sivens, la puesta en común de las 183 pequeñas presas privadas, de una capacidad superior al triple del embalse, aceleraría el desmantelamiento necesario del totalitarismo industrial.

La posibilidad de una multiplicación de las ZAD es una pesadilla para el sistema y por eso éste empieza a movilizar a su tropa ciudadana. En Albi, la FNSEA (el sindicato mayoritario de agricultores productivistas) organiza una manifestación pro-pantano y denuncia a los zadistas como “yihadistas verdes”; en Nantes, la BTP (el ente estatal de la Obra Pública) y sus tentáculos asociativos desfilan exigiendo reemprender inmediatamente las obras del aeropuerto, acusando a la ACIPA (la asociación de afectados por la construcción del aeropuerto) y a Los Verdes de ser “la ventana legal de un movimiento armado” (se sobreentiende que son los zadistas); en Grenoble, la Cámara de Comercio y de Industria coordina los intereses económicos privados para imponer a la fuerza el turismo de aire puro en el bosque de Los Chambarans; en Carcassonne, los productivistas agrícolas llevan pancartas como la que pone “Muerte a los lobos y a los ecologistas (los ecologistas primero)”.

Que no quepa la menor duda que con el tiempo y con el apoyo de todos los representantes de la máquina de gobernar, estos energúmenos llegarán a una definición más exacta de todos los que realmente molestan. Y nosotros también.

Correspondencia: deszadophiles@laposte.net

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